domingo, 26 de diciembre de 2010

PRINCIPI ISPIRATORI PER LA COSTRUZIONE DI CHIESE E DI SPAZI PER LA CELEBRAZIONE E L’ADORAZIONE DELL’EUCARISTIA


Il progetto di una chiesa edificio è complesso e articolato. Esso si fonda sulla concezione del culto divino che tale spazio accoglie e manifesta. Corrispondendo alla logica dell’incarnazione, per cui le realtà spirituali trovano espressione in quelle sensibili, il luogo sacro è il rivestimento corporale dell’azione liturgica; esso è «simbolo iconico» della Chiesa che si ritiene «corpo mistico» di Cristo. Ne discende che l’impostazione di una chiesa edificio muove dalla concezione ecclesiale dello spazio di culto. Questa è soggetta al divenire tanto rituale quanto culturale. Il primo è dovuto alla diversa riflessione della Chiesa a livello teologico, ecclesiologico, liturgico, spirituale, tenendo presente comunque la perennità delle linee di fondo; il secondo alla diversa compagine psicologica, sociale, culturale. Tenendo presente i due fronti si attiva l’impegno di una corretta inculturazione della fede nell’azione rituale. Tale impegno è primario per la committenza e va assunto dai progettisti.

RELAZIONE DEL LITURGISTA

In conformità con il bando del concorso abbiamo stabilito come linee guide tre premesse fondanti: la prima è che la chiesa sia per il luogo segno della presenza di una realtà trascendente, e al tempo stesso entrare in dialogo e relazione con le realtà circostanti, arricchendole. La Chiesa deve aiutare e riscoprire il senso comunitario, essendo parte della vita della gente. La chiesa è più d’un edificio, è la famiglia di Dio, una fraternità animata dallo spirito unificante, una casa di famiglia, fraterna e accogliente, perché raduna la comunità dei fedeli. La seconda premessa è utilizzare una struttura del simbolo semplice e facilmente comprensibile a tutti, com’è il manto della Vergine e della Chiesa, sotto il quale sono accolti tutti i fedeli; è questo significato colto in modo immediato. La terza è offrire un’architettura al servizio della liturgia, dove ogni cosa in chiesa, incluse le decorazioni, non sia fine a se stessa, ma faccia riferimento e aiuti la liturgia.

PRESBITERIO E CROCIFISSO

Lo spazio liturgico della chiesa esprime un’ecclesiologia, cioè corrisponde all’idea teologica che la stessa Chiesa ha di sé stessa. Di fatto nel corso della storia della Chiesa non si è avuto un unico modello di spazio liturgico.
Ad esempio, nella seconda metà dell’800 si era giunti ad un modello quasi ovunque unico di spazio liturgico: l’altare maggiore con il tabernacolo collocato verso la parete dell’abside; altri due altari alle pareti terminali delle navate laterali, a fianco del presbiterio; quest’ultimo separato dalla navata da una balaustra per la comunione.

EL AMBÓN


            La dignidad de la Palabra de Dios exige que para la proclamación de las lecturas bíblicas haya un ambón estable dispuesto de tal manera que los fieles puedan ver y escuchar. Es como la tribuna para la lectura de la Ley en la reconstrucción de Jerusalén. Es el monumento a la Palabra de Dios, que convoca a su pueblo en asamblea para renovar la Alianza. Es el lugar mimético del anuncio fundante de la fe, por tanto, la simbolización del sepulcro vacío en la mañana de Pascua. 
            La palabra ambón deriva del griego anabaino, que quiere decir: subir, ascender. Posiblemente este elemento tiene sus antecedentes en al antiguo testamento, o en la sinagogas hebraicas. Recuerda el cenáculo, lugar alto donde fue la Cena y Pentecostés, o la santa montaña: Sión, el Sinaí, el Tabor. Es elevado, porque el anuncio salvador desciende de lo alto. 

LA SEDE

      La sede no es un asiento utilitario, sino el lugar permanente desde donde se preside la asamblea. Por lo tanto, es signo de Cristo, sumo y eterno sacerdote, que preside la asamblea; y es signo también de la jerarquía que actúa permanente en la comunidad, presidiéndola en nombre de Cristo. La Sede es única, de cara a la comunidad, con fácil comunicación, fija, visible para los fieles. No igualada con otros asientos, ya que la sede es única, porque uno es el presidente que actúa en nombre de Cristo, asumiendo en sí el sacerdocio de todos. Se debe buscar que esté cercana a los fieles y que no se interponga visualmente entre la comunidad y el tabernáculo.

LA CRUZ


            El Crucifijo, con el altar, el ambón y el Sagrario, son los principales objeto del presbiterio. Porque «Il Signore è il punto di riferimento. È lui il sole nascente della storia». Nos recuerda que en el altar se ofrece el mismo Sacrificio del Calvario. Es, pues, un objeto litúrgico, no un adorno. Dice la Escritura: «Mirarán al que traspasaron» (Jn 19,37). Y Jesús dijo: «Cuando Yo sea levantado hacia lo alto, atraeré a todos hacia mí» (Jn 12,32). 
            No debe ser una Cruz sin crucifijo. No es para la devoción personal, sino anuncia que la Misa es el mismo Sacrificio del Calvario. En la Cruz se unen el cielo y la tierra, lo horizontal y lo vertical, la alabanza que brota de los hombres y la santificación que desciende desde Dios. Y es el centro desde el cual quedan benditos los cuatro ángulos del mundo. Mediante la cruz Cristo reconcilió a judíos y gentiles y los reunió en un solo Cuerpo dando muerte en Él al odio: «Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz, y los reconcilió con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona» (Ef 2,15-16). 

EL ALTAR

El altar (altar = altius) es el punto de partida para la construcción de toda la capilla y el elemento unificante del presbiterio y todo el espacio litúrgico. Este debe ser «el centro hacia el cual convergen espontáneamente la atención de los fieles». El nombre altar viene de alta ara, que significa: lugar elevado de sacrificio. Es el vértice de la montaña santa y el punto de convergencia del centro del universo que representa el templo. Es la simbolización de la Mesa de la última Cena, que fue sacramento del Calvario. Es el lugar del memorial del Sacrificio del Cristo total, cabeza y miembros, esposo y esposa. El altar no es un accesorio, un mueble o un elemento decorativo, sino el centro arquitectónico del templo, constituido por la Mesa del Sacrificio Eucarístico y su espacio. Es el punto de referencia de todo el templo, pues en él se realiza el Sacrificio Eucarístico y el Banquete Sagrado. La centralidad del altar con relación al templo refleja la centralidad de Cristo en la asamblea litúrgica y en el mundo. 

EL PRESBITERIO

El presbiterio es el espacio consagrado especialmente para el desenvolvimiento de la acción sagrada, y por eso ahí están los principales polos de la celebración: el altar, el ambón y la sede presidencial. El nombre le viene del griego presbyterion, que significa: consejo de ancianos, porque es la parte reservada al clero, en la cual los sacerdotes presiden. Es más elevado que la nave, por su importancia, distinción y visibilidad, aunque está en relación directa con la asamblea. Representa la montaña santa a la cual debemos subir para encontrar al Invisible. Evoca el Tabor, el Calvario y el Cenáculo (piso alto donde el Señor celebró la Cena, memorial de su Pascua). Dice San Máximo el Confesor: «El santuario ilumina y orienta la nave, y esta es su máxima expresión visible. Tal relación restaura el orden, restablece lo que era en el Paraíso y lo que será en el Reino» (PG 91,872). Es la «casa de Dios y la puerta del cielo» (Gn 28,17). 
El presbiterio tiene dos niveles. En un primer nivel se encuentra el ambón y la sede, y en un segundo nivel, se encuentra el altar.. De esta forma se le da al altar su lugar de primacía en el presbiterio. En la parte posterior generalmente se coloca el sagrario de forma centrada y elevado.

LA SACRISTÍA


La sacristía es el lugar donde el sacerdote se reviste para el culto y también donde se guardan los objetos litúrgicos para las ceremonias. Para Durando di Mende representa el útero de la Virgen María, donde Jesús tomó la vestidura sagrada de la carne. El sacerdote avanza desde el lugar donde se reviste hacia la asamblea, porque Cristo vino al mundo desde el vientre de la Virgen. 

LA PILA DEL AGUA BENDITA


El Agua Bendita está colocada en el del ingreso del templo para recordar que a la casa de Dios no se entra:  

Come nella bottega di un commerciante. L´area che una chiesa delimita è uno spazio sacro, e d´altro canto è questo il senso etimologico dei termini templum – in latino – e temenos – in greco -, entrambi derivanti da una radice comune che significa “tagliare”, “separare”. Il recinto del tempio delimita e separa nettamente dall´ambito profano, racchiudendo un ambiente sacro riservato alla Divinità.

LOS SANTOS PATRONOS DE EUROPA

La conversión de Europa fue fruto de un esfuerzo multisecular, fue obra común de una multitud innumerables de cristianos anónimos y en particular de heroicos misioneros que dejaron en ella sus vidas, por llevar el mensaje de Cristo. Esta empresa tuvo sus protagonistas, hombres y mujeres cuya misión y apostolado revistió particular importancia y ejercitó mayor influencia en el desarrollo de los hechos. El testimonio y labor misionera de estos santos ha constituido un elemento unificador de los pueblo europeos y hasta el día de hoy continúan siendo una fuente inagotable de espiritualidad y fraternidad. «La historia de la formación de las naciones europeas procede paralelamente a aquella de su evangelización; a tal punto que las fronteras coinciden con aquellas de la penetración del evangelio». 

LA JERUSALÉN CELESTE Y EL PARAÍSO CELESTE

El Templo Cristiano es la “Tienda de la Presencia de Dios” en medio de su pueblo, es el “Cuerpo de Cristo”, del Dios – Hombre que “ha puesto su morada en medio de nosotros”: «Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14); por eso en la fachada, de la Iglesia se podrían escribir estas palabras: «Esta es la morada de Dios entre los hombres: él habitará con ellos, ellos serán su pueblo, y el mismo Dios estará con ellos» (Ap 21,3).

LOS NÚMEROS DEL APOCALIPSIS

Los números representan una de las claves esenciales para interpretar el pensamiento apocalíptico. En esta obra se usa 54 veces el número 7, 23 veces el número 12, 16 veces el número 4, 11 veces el número 3, 10 veces el número 10. Con esto San Juan pretende señalar la precisión con la cual Dios gobierna el mundo.
Veamos ahora, el significado literal y simbólico de los números empleados por el apóstol para expresar la visión tenida en Pasmos durante su exilio, a causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesús (Ap 1,9).

ECCLESIA DE EUCHARISTIA

INTRODUCCIÓN
1. La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia. Ésta experimenta con alegría cómo se realiza continuamente, en múltiples formas, la promesa del Señor: « He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo » (Mt 28, 20); en la sagrada Eucaristía, por la transformación del pan y el vino en el cuerpo y en la sangre del Señor, se alegra de esta presencia con una intensidad única. Desde que, en Pentecostés, la Iglesia, Pueblo de la Nueva Alianza, ha empezado su peregrinación hacia la patria celeste, este divino Sacramento ha marcado sus días, llenándolos de confiada esperanza.

SPIRITUS ET SPONSA

1. "El Espíritu  y  la  Esposa dicen:  "Ven". Y el que escuche, diga:  "Ven". Y  el que tenga sed, venga; y el que quiera, tome  gratis  el agua de la vida" (Ap 22, 17). Estas palabras del Apocalipsis resuenan en mi espíritu al recordar que hace cuarenta años, exactamente el 4 de diciembre de 1963, mi venerado predecesor el Papa Pablo VI promulgó la constitución Sacrosanctum Concilium sobre la sagrada liturgia. En efecto, ¿qué es la liturgia sino la voz unísona del Espíritu Santo y la Esposa, la santa Iglesia, que claman al Señor Jesús:  "Ven"? ¿Qué es la liturgia sino la fuente pura y perenne de "agua viva" a la que todos los que tienen sed pueden acudir para recibir gratis el don de Dios? (cf. Jn 4, 10).

Verdaderamente, en la Constitución sobre la sagrada liturgia, primicia de la "gran gracia que la Iglesia ha recibido en el siglo XX" (
Novo millennio ineunte,
57; cf. Vicesimus quintus, 1), el concilio Vaticano II, el Espíritu Santo habló a la Iglesia, guiando sin cesar a los discípulos del Señor "hacia la verdad completa" (Jn 16, 13). Celebrar el cuadragésimo aniversario de ese acontecimiento constituye una feliz ocasión para redescubrir los temas de fondo de la renovación litúrgica impulsada por los padres del Concilio, comprobar de algún modo su recepción y mirar al futuro.

L'ADEGUAMENTO DELLE CHIESE SECONDO LA RIFORMA LITURGICA


INTRODUZIONE

1.    L'adeguamento delle chiese, segno di fedeltà al Concilio

La presente Nota pastorale viene pubblicata per ribadire che l'adeguamento liturgico[1] delle chiese è parte integrante della riforma liturgica voluta dal Concilio Ecumenico Vaticano II: perciò la sua attuazione è doverosa come segno di fedeltà al Concilio. L'adeguamento delle chiese non si può considerare un adempimento discrezionale né lo si può affrontare secondo modalità del tutto soggettive. La fedeltà al Concilio comporta adesione convinta agli obiettivi, ai criteri e alla disciplina che autorevolmente ne guidano l'attuazione su scala nazionale, in comunione con la Chiesa universale.

L'ANIMAZIONE LITURGICA

1. I concetti di "animazione liturgica" e "animatori liturgici"

L’animazione è un autentico ministero liturgico. L’animatore si mette a servizio dell'assemblea per aiutarla a diventare responsabile della sua preghiera e a vivere pienamente la celebrazione. Ciò richiede non solo un dono speciale dello Spirito, ma delle specifiche capacità tecniche.
Possiamo distinguere diversi gradi e forme di responsabilità nell’animazione liturgica. Esistono, infatti, degli animatori che svolgono il proprio ruolo durante le celebrazioni, mentre altri hanno delle mansioni da espletare al di fuori del momento liturgico. Vogliamo innanzitutto riflettere sul ruolo di questi ultimi e soprattutto dei catechisti e di coloro che hanno l’incarico di curare gli spazi della chiesa.